Monitorizar
- Bueno, pues ya está aquí el cambio de hora, Rubén, comienzan las semanas de horror y desolación.
- Deberían monitorizar los nefastos efectos que produce sobre la salud de la gente, sobre su ritmo vital, sobre su felicidad, su humor, su vida, pero no, les da lo mismo, dicen que hay que ahorrar energía. Menuda mierda de motivo que no tiene ningún sentido.
- Odio el cambio de hora, lo odio con cada molécula de mi cuerpo, lo odio cuando inspiro y lo odio cuando espiro, lo odio con cada parpadeo, lo odio con cada uno de los latidos de mi corazón, lo odio con toda la fuerza, constancia y tenacidad con la que soy capaz de odiar algo, no hay nada que odie más que el cambio de hora.
- Acaso pensarán que no sabemos que llevamos décadas en las que ya no se respeta el ciclo día-noche y no se ahorra nada por cambiar la hora. Es sencillamente, mentira.
- Una gran mentira, no somos ya lo suficientemente esclavos que además nos obligan a dormir cuando ellos lo deciden. A partir de hoy, dormiremos una hora menos, una completa hora de sueño que restan a nuestro descanso. No nos dejan dormir, ni soñar. Pero a mí me dá tiempo a incluirlos en mis pesadillas, en las más barrocas y terroríficas, para que sufran un infinito terror sin posibilidad de liberación. Les deseo que todo el mal que provocan se corporeíce en un mega-karma aniquilador y rebosante de pura justicia divina y humana.
- Ojalá el karma existiera, aunque sólo fuera para que eso pudiera ocurrir.
- Déjame que al menos crea que es posible y encuentre algo de consuelo con el que afrontar mi desesperación. Cuando suene el despertador pensaré que en alguna parte, de alguna manera, alguien está pagando por hacer sufrir a tanta gente, cuando sienta que mi rutina diaria revienta y nada cuadra, cuando me sorprenda mirando por la ventana para tratar de saber en qué momento del día estoy, cuando tenga que comer sin hambre, porque aún no es la hora o deba irme a dormir antes, aunque no tenga sueño, cuando cada hora de mi día parezca no encajar, cuando cada minuto deje de tener sentido, cuando cada segundo que no encuentra su sitio signifique una profunda e hiriente punzada de sufrimiento, cuando todo eso ocurra, que ocurrirá, que está ocurriendo, al menos, al menos déjame pensar que el karma existe y pagarán por ello.
- Veo que lo llevas algo peor que yo.
- Define peor, define qué significa que algo vaya mal, que algo vaya muy, muy mal. Define el apocalipsis, el fin de los tiempos, define el caos, la nada, el vacío. Define el infierno de sentir como tu vida se retuerce y revienta, como no puedes hacer nada por evitarlo, define la agonía de la más absoluta impotencia. Y después de tratar de encontrar las palabras que lo definan, entonces y solo entonces te habrás asomado al umbral de lo que me supone asumir que cada seis meses tengo que cambiar mi absolutamente necesaria y sagrada rutina.
- Me temo que rompe tu armonía.
- La rompe y la desgarra, la machaca, la despedaza y la tritura, la armonía que debe gobernarme desaparece, mi hermosa, pacífica y luminosa beluga blanca tarda semanas en regresar. Y así cada seis meses, con cada cambio de hora.
- ¿Pero no era un manatí?
- Es una beluga.
- Juraría que leí manatí...
- Bienvenido al infierno, ya te está afectando el cambio de hora.
monitorizar
De monitor2 e -izar.
1. tr. Observar mediante aparatos especiales el curso de uno o varios parámetros fisiológicos o de otra naturaleza para detectar posibles anomalías.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados