Calamar

- No sé qué me gusta más, si una ración de chopitos o un bocata de calamares, se me hace la boca agua.

- ¿Te acuerdas de aquel bar de Majadahonda donde servían esos bocatas tan increíbles?

- ¡Cómo olvidarlo! estaba al lado de El Amarillo, se llegaba desde la bocacalle que hacía esquina con El Balcón y el Victoria. Siempre estaba hasta arriba de gente, los bocatas de calamares y las cañas salían de la barra a una velocidad de vértigo, ¡qué delicia!.

- Con el frío que hace me tomaba uno ahora mismo.

- Tenían el tamaño justo, con el pan caliente rebosante de calamares crujientes, rebozados con aceite de oliva que impregnaba el pan sin empaparlo. 

- Me gustaba aplastar el bocadillo hasta que quedaba casi plano.

- Y morder los calamares que sobresalían del pan, ¡qué sabrosos estaban!

- Y después de un par de bocados, darle un trago a la cerveza bien fría.

- Hay recuerdos que nos acompañarán toda la vida y que cuando los vivimos no sabíamos que sería así. Han pasado casi treinta años y puedo rememorar el sabor, el olor, el calor que hacía en el bar, el humo del tabaco, el húmedo frío del vaso de cerveza, el tacto de las servilletas de papel, los gruesos platos de loza blancos, los empujones de la gente que trataba de acercarse a la barra, los taburetes altos que nadie ocupaba porque en cuanto te servían salías corriendo hacia el fondo para poder comer tranquilamente.

- Vamos a crear nuevos recuerdos, aquí cerca hay un bar que creo que ponen bocatas.

- Demasiado fácil, nos bajamos a Madrid, al sitio ese que dicen que tiene los mejores bocadillos de calamares.

- Vale, llegaremos para el aperitivo.

- ¡Perfecto!    

Palabra del día:
calamar
Del it. calamaro 'tintero' y 'calamar', der. del it. ant. calamo 'pluma de escribir', y este del lat. calămus.
1. m. Molusco cefalópodo comestible, de cuerpo alargado, con una concha interna en forma de pluma de ave y diez tentáculos provistos de ventosas, dos de ellos más largos que el resto, y que segrega un líquido negro para defenderse de los ataques.
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