Cementerio
- Si no es por no hacer el resúmen, es que necesito que me motives.
- Haberlo pensado antes de decir que lo harías.
- Vale, pues a falta de tu aliento como antibiótico para mi desmotivación, buscaré algún anticontaminante que libere mi inspiración.
- Una partida de billar también te podría servir, o un paseo por el campo en burdégano.
- No candidatearía por ninguna de esas opciones, prefiero observar los caulículos del templete de la Iglesia de Braojos de la Sierra, o simplemente mirar el inmenso cielo azul.
- Cerúleo, el color del cielo es cerúleo, como el del mar.
- Ya lo había olvidado, es como si sufriera una siniestra complotación que me impide saber que el maldito color no es el de la cera.
- Resulta curioso que tan erostrática ignorancia haya permanecido impasible al paso del tiempo.
- Y sin dar ninguna señal de que iba a asomar de esta forma tan notoria. También ignoro el euskera e infinitas cosas más, pero son pocas, o eso espero, las que creo que sé y en realidad vivo en un error.
- En fin, alguna cosa habrá que te inspire a hacer el resúmen, o al menos, que no te deje exánime nada más empezar.
- Lo dudo, tratar de globalizar las 31 palabras de este mes se me antoja como una golpiza, no encuentro ninguna que sea lo suficientemente impulsiva para iniciar la tarea.
- La palabra jitanjáfora a mí sí me resulta inspiradora.
- Claro, como el Rey Licaón ahora te transformas y tratas de motivarme.
- Me dejas lívido, no era mi intención privarte de mi ayuda, solo te sugería alternativas.
- No seas mendaz Rubén, no te gusta hacer los resúmenes y ya está, que tampoco es que te pida que escribas una moaxaja, sólo que seas mi soporte.
- Y me gustaría poder serlo, pero sabes que lo que me seducen son las ciencias, no las letras. Hablemos de nanotecnología, de las propiedades radioactivas del neptunio, incluso podemos hablar de música, del Nocturno de Chopin, de La cabalgata de las Valkyrias de Wagner...
- Sí, o de cómo se pasteurizan los alimentos, pero comprende que lo prevalente es lo que tenemos que hacer, no lo que queremos hacer.
- No puedo creer que esas palabras hayan salido de tu boca.
- Hasta yo misma me he sorprendido escuchándomelas, no me reconozco.
- Te recuerdo que si hacemos esto es porque nos gusta, no es una obligación, no estamos regentando una pulpería, ni ningún negocio.
- Cierto, pero sí hay un quid pro quo, el saldo es claramente positivo, lo que hemos sembrado ha dado su fruto más que de sobra, no debería quejarme ni tangencialmente.
- Entonces ¿qué ocurre?
- Cada día, cuando leo la palabra, empieza a dar vueltas en mi cabeza, como un volantín que gira y gira y se eleva hacia las nubes. Tengo que manejar la cuerda con suavidad, con delicadeza, con cariño, a veces consigo que el volantín se equilibre enseguida, otras veces no hace más que cabecear y tratar de caer. Y ahora pienso en dónde quedará todo una vez acabe el año, ¿dónde irán nuestras palabras y los recuerdos que viven en ellas?, ¿existe un cementerio que pueda albergarlas?, ¿visitaremos este blog como quien visita una lápida y recordaremos todos esos momentos?, cada palabra, cada idea, cada día que hemos pasado junto a ellas. Este es el penúltimo resúmen Rubén, el 1 de enero ya no estaremos aquí para hacer el de diciembre.
- Venga Elisenda, no te pongas dramática, todo lo que tiene un principio, tiene un final.
- Sí, lo sé, sé que es lo que tenemos que hacer, pero no es lo que quiero, comienzo a vislumbrar Ítaca y no quiero llegar, aún no.
- Y todavía queda mucho tiempo, disfrutemos del viaje y hagamos juntos el resúmen, y además en orden alfabético, que sé que los retos te motivan.
- Pero solo cuando estás ahí para ayudarme.
Palabra del día:
cementerio
Del lat. tardío coemeterĭum, y este del gr. bizant. κοιμητήριον koimētḗrion; propiamente 'dormitorio'.
1. m. Terreno, generalmente cercado, destinado a enterrar cadáveres.
2. m. Lugar destinado al depósito de residuos de ciertas industrias o de maquinaria fuera de uso. Cementerio nuclear, de coches.
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