Exánime

- El día transcurría exánime, aletargado y rendido hacia su inevitable final. El incandescente orbe dorado se ocultaba en el horizonte, sabía que no volvería a verlo y tal vez por esa razón, sintió como nunca antes había sentido su magnífica e inconmensurable belleza.
No fue consciente de las ocasiones en las que había despreciado el valor de cada amanecer hasta ese preciso momento que tuvo la certeza de que nunca más podría verlo, de que nunca más acudiría al majestuoso espectáculo de observar como la estrella se alzaba brillante y dispersaba su cálida luz.

- Jopé Elisenda, es que hace frío y no me apetece salir ahora a ver el amanecer.

- Ni siquiera aquella misma mañana, aquella que aún no sabía que sería su última mañana, se había tomado los minutos necesarios para contemplar el nacimiento del nuevo día.
Pensó en cual fue el último amanecer que recordaba, trató de rememorar ese instante y se sorprendió al comprobar que no podía hacerlo, que sus recuerdos eran solo imágenes confusas y entremezcladas de miles de amaneceres, sin que en ninguno de ellos su protagonista fuera el verdadero.

- Te aviso que está nublado y lo mismo ni vemos el sol.

- Ahora era demasiado tarde, ya no había tiempo, solo le quedaba observar como el último destello de luz se ocultaba y la noche, implacable, reinaría el resto de la eternidad, nunca más volvería a ver el sol, nunca más...

- Bueno, vale, cabezota... voy por el abrigo...

Palabra del día:
exánime
Del lat. exanĭmis.
1. adj. Sin señal de vida o sin vida.
2. adj. Sumamente debilitado, sin aliento, desmayado.
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